*PUNTOS DE VISTA

Esta obra plantea un viaje por 3 lugares de la ciudad de Santiago, donde nuestras percepciones serán las encargadas de interactuar con el entorno. Caminamos enfrentados al devenir visual y sonoro de estos espacios, rebosantes en gestos y pulsos únicos esperando ser capturados. Cada lugar, en este recorrido, es un trozo de realidad que nos habla, mostrándonos señales que están conectadas y que podrían considerarse  modelos de composición. Estas unidades son una especie de objetos sonoros, como enjambres de sonidos donde conviven situaciones internas: materiales, formas, superficies y estructuras; como también situaciones externas: el viento, elementos circunstanciales, como las aves que atraviesan la ciudad,  las personas en su constante deambular diario y muchas otras.

En este tránsito virtual, se recrean realidades visuales-sonoras, donde ahora, la importancia esta dada por la ocurrencia de eventos sonoros, los cuales quedan flotando en unas particulares esferas, convirtiéndose en repeticiones controladas de los ambientes.

La transición visual, accionada por el mouse, nos da un contexto de experiencia interactiva que permite recorrer espacios tomando decisiones. Así, ponemos en una especie de “balanza de los sentidos” la posibilidad de llenarnos de estímulos acústicos que van conformando esta identidad de lugar.

Los sonidos ambientes han sido seleccionados para que puedan interactuar entre ellos y combinarse aportando, cada uno, como si fuera un instrumento dentro de una orquesta. Es así como existen sonidos que se asemejan a los instrumentos de percusión, armónicos y melódicos, graves o agudos, que permiten acercarse a una lógica de orquesta en vivo. Estos sonidos van formando grupos de elementos que se escuchan al unísono o van dejando espacio entre ellos, según el accionar de las esferas al navegar. Aquí, cada estructura de sonidos, que es lanzada por el auditor, genera encuentros casuales entre ellos. Esto permite múltiples posibilidades de dialogo entre los elementos, por ejemplo: variaciones, imitaciones o desarrollos. Una frase musical ahora puede ser creada por los sonidos que incluye un ambiente.

 

*PERCEPCIÓN DEL ENTORNO

Inicialmente, el oído tenía una función de protección, era el encargado de dar una alerta frente a posibles amenazas. El oído es un experto sistema para reconocer y comparar condiciones de alarma basadas en aumentos repentinos del nivel de la señal, que si nos remontamos a los orígenes de la especie humana, podía significar, por ejemplo, la cercanía de animales peligrosos. El exceso de estímulos sonoros a los cuales estamos expuestos en la ciudad, nos ha hecho modificar el umbral de percepción, haciéndonos menos sensibles a los sonidos tenues. Así, para reconocer ciertos elementos, necesitamos un nivel de sonido mucho mas intenso, por lo menos, en los primeros momentos de la escucha, ya que esto, poco a poco, comienza a cambiar cuando nuestros oídos se acostumbran a la nueva situación.

Estimular la percepción de los detalles sonoros nos abre la posibilidad de tener nuevas experiencias de escucha, al poder analizar y disfrutar de alegorías y productos espontáneos de la diversidad acústica en los entornos que conforman los espacios de la ciudad.

 

*CREACIÓN/IDENTIDAD

No importa el espacio acústico donde se perciba el sonido, ya sea a la intemperie o en un recinto cerrado, todo lugar puede generar rasgos de identidad. Estos elementos se convierten en los timbres musicales que van dando forma a un modelo similar al que se utiliza en composición. Las formas que son parte de una estructura musical se convierten en pasajes o motivos que se transforman y viajan por las distintas instrumentaciones en una orquesta. Nos referimos a la diversidad de timbres musicales que percibimos en una calle cualquiera, lo que un compositor podría plasmar en una partitura como estructuras musicales que dialogan o chocan en distintos momentos y que, finalmente, cuando ya están escritas, serán interpretadas por cada instrumento de la orquesta. Esto se acerca al concepto “verticalidad sonora”, donde se toman pequeños trozos de sonido de un material mayor, los cuales al repetirse permiten vincular motivos que se entrelazan y forman nuevas estructuras musicales.

En esta obra, las grabaciones de cada uno de los 3 lugares al aire libre, son transformadas con procesadores digitales armónicos. El estéreo aquí es utilizado para que el auditor reciba por uno de sus oídos la grabación del lugar sin procesamiento ni cambios y, por el otro, la misma señal pero transformada con un proceso digital armónico, donde emergen características musicales. Esto permite que el auditor tenga en vivo una experiencia de reunión de elementos procesados y, además, de la realidad, lo que le permite realizar una síntesis en sus oídos, forjando un recorrido propio en estos caminos del laberinto sonoro de Ariadna. El investigador canadiense Murray Schafer planteaba la posibilidad de registrar el sonido de las ciudades en distintos períodos, meses o años, en su proyecto The World Soundscape Project. Esto permitía luego, poder graficar los eventos sonoros que ocurren en espacios abiertos, reconociendo los sonidos que dan identidad a los lugares y de que manera la influencia humana los va modificando. Estos gráficos permiten observar una propuesta similar a un fraseo musical como preguntas y respuestas, donde se evidencia una forma, muy parecida a lo que plantean los compositores en sus obras. En la imagen siguiente vemos un gráfico de las intensidades del sonido en un año en la British Columbia Coast, la costa oeste de Canadá. Podemos observar diversos ciclos de cantos y sonidos de animales y también los cambios de condiciones climáticas y sus repercusiones en el paisaje sonoro.

Entonces, ¿Es posible encontrar elementos en común entre una obra ejecutada por una orquesta y los sonidos que se producen al aire libre en la ciudad?. Este proyecto es una invitación a escuchar los sonidos que nos rodean en la calle desde una nueva perspectiva.

 

*SIMBOLOGÍA DEL LABERINTO

Cuenta la mitología griega que en el siglo XIII A.C., para evitar una guerra entre Creta y Atenas, el rey Ateniense Egeo llegó al acuerdo de enviar a 7 hombres y 7 mujeres cada mes para alimentar al minotauro como sacrificio. El minotauro era una bestia con cuerpo de hombre y cabeza de toro que había sido encerrado por el rey de creta, Minos. Él le había pedido al arquitecto Dédalos que construyera un laberinto tan complejo que nadie pudiera salir de él. Teseo, hijo de Egeo, se ofreció como uno de los 14 jóvenes que sería sacrificado en el laberinto. Ariadna se enamoro de él y le ayudó para que pudiera entrar, enfrentar al minotauro y luego volver del laberinto, entregándole un ovillo de hilo que debía ir liberando mientras avanzaba y así poder volver al punto inicial.

El laberinto como situación compleja nos atrae, es un desafío poder avanzar sin encontrarse con el Minotauro y luego poder tomar el camino de vuelta. La búsqueda de sentido del habitante de la ciudad, valorando intensamente la referencia atávica del punto de partida, como si algo nos asegurara que es lo mas seguro que tenemos. Ariadna propone una alternativa al camino solitario planteando una referencia que nos permitirá volver al punto de origen, un ovillo de lana, como los rastros que van quedando al caminar. En este proyecto nos lanzamos a imaginar hasta que punto estas señales podrían haber sido sonidos que se encuentran dentro del laberinto-ciudad, estructuras de percepción conectadas que nos obligan a descifrarlas y recordarlas en sus elementos mas finos. Nos sirven como guía y su fuerte asociación con la forma y el timbre musical. Nos enfrentamos a estructuras impregnadas de ciudad y su ritmo bestial, poblado de colores, formas y sonidos. Lo establecido en la posición de calle y obra, situación de performance factual que irradia diversas posiciones espaciales. Los caminos de nuestro laberinto nos obligan a tomar decisiones, recoger los sonidos en el camino, identificar instrumentos y transformaciones, como flores que se abren al pasar a su lado en un camino.

 

*RECORRIDO Y TRANSFORMACIÓN

En este deambular podemos construir realidades con diversos elementos perceptivos. Considerando sólo el tacto o los sonidos y dándole características espaciales a los lugares según los elementos que logramos percibir. En cierta medida, las hormigas, que no tienen un aparato visual como lo conocemos, operan con señales táctiles que les permiten construir y caminar con sus propios objetivos de supervivencia, generando una forma de percepción colectiva, transmitiendo los mensajes en este recorrido. Señales que van quedando acumuladas y les permiten seguir adelante sin perder el objetivo final, como le ocurrió a Teseo en la historia del Minotauro. Los 3 lugares seleccionados para este experiencia comparten esta dinámica, por un lado están los espacios de comercio como la feria, donde se agrupan una serie de puestos que comparten características similares dando un sentido de recorrido que no permite escapatoria y que esta graduado por los tipos de productos que ofrecen dentro de un camino por colores, aromas y sonidos. En segundo lugar, están los espacios de entretención o esparcimiento, en este caso la posibilidad disruptiva de utilizar una vía muy transitada por los autos, la costanera, para correr o andar en bicicleta los días domingos por ordenanza municipal. Esto produce una liberación especial en las personas que transitan pero que retoman el movimiento emulando el comportamiento del tráfico de los autos. También una forma de orden que se establece por señales y también por lineamientos que permiten volver al origen. Por último, tenemos un puente como recorrido. Aquí aparece la simbología de la observación elevada en una estructura superior a la calle. Nos elevamos para observar y también para escuchar a la distancia lo que nos invade constantemente. Aparece el agua como elemento de flujo periódico, de arrastre y transformación. En cierta medida el puente nos permite observar el movimiento y la transformación que tiene el hilo conductor del tiempo, con las mutaciones constantes que planteaba el filósofo Griego Heráclito.

 

*SOBRE EL AUTOR

Leonardo Cendoyya Cádiz

Académico del Departamento de Música y Sonología de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile. Licenciado en Artes c/m en Sonido y Profesor de Música. Fundador y músico del Ensamble Tierra de Larry. Ha participado en diversos proyectos entre los cuales destacan: “Recuperando la memoria sonora de Jorge Peña Hen”(Fondart 2006). Concierto “Luces del Infinito” en el Planetario de Santiago (Fondart 2013).Invitado al Festival de la Imagen 2013 organizado por el Doctorado en Diseño de la Universidad de Caldas- Colombia. "Personare" Danza telemática en red. Brasil-Portugal-Chile. Mac Quinta Normal- 2014

 

*DETALLES

Producción de imágenes................... Carla Cuevas y Leonardo Cendoyya

Diseño página web........................... Romina Díaz (Espacio Ajeno)

Idea original y registro sonoro.......... Leonardo Cendoyya


Proyecto financiado por el Fondo de Investigación del Departamento de Música y Sonología de la Facultad de Artes - Universidad de Chile

Departamento de Música y Sonología
U. Chile

Diseñado por:
Diseño de espacioAjeno.org